Capítulo 25. Charla con un adulto estándar

shit_happensNo suelo ser muy constante con el blog, pero estos días el universo se ha empeñado en traerme de vuelta. Y es que no he podido aguantar las ganas de transcribir una conversación que he mantenido hoy al salir de las prácticas. Una conversación real, sin licencias poéticas (lo juro), reproducida lo más fielmente posible (lo más que me han permitido mi memoria y unas notas chungas en el metro). Mi interlocutor, un compañero en la empresa, simpático y amable, pero como observaréis a continuación, carente de empatía.

– Vosotros los ricos que trabajáis sólo por la mañana… [Nota de contexto: Hace unos días, realizó una broma similar, dijo que «de mayor» quería trabajar «sólo por la mañana», como yo. A lo que respondí que de mayor, yo quería un trabajo de verdad].

– Ni soy rica ni trabajo por la mañana porque yo quiera. ¿Sabes cuánto cobro?

– No… Bueno, me imagino. A nosotros también nos han quitado mucho, eh.

– Pero es que yo no tengo de dónde quitar.

– Bueno, pero es que vosotros no aspiráis… no sé…

– Yo aspiro a lo mismo que todo el mundo. Un trabajo y un salario decentes. A independizarme. Como comprenderás así no puedo dejar la casa de mis padres.

– ¿Cuántos años me dijiste que tenías?

– 25. Hace tres que me licencié. Y en ese tiempo he hecho un máster, cursos, becas…

– Bueno, no es para tanto, en los tiempos que corren.

– … y en marzo me marcharé a Reino Unido. Espera, ¿qué?

– Pues sí, claro, vete.

– Otra vez.

– Yo también estuve.

– No se trata de eso. Reino Unido me gusta, pero me gustaría poder elegir si mudarme allí o no.

– Bueno, son los tiempos que os han tocado vivir.

– ¿Y ya está?

– ¿Sabes cuántos años llevaba yo trabajando a tu edad? 11 años.

– Ya, bueno, yo llevaré unos 6. El problema es que siempre es de becaria o con contratos temporales y cada vez que empiezo en una empresa creen que es mi primer empleo y claro, me tratan como tal.

Silencio.

– Me tengo que ir.

– Ya. Hasta mañana.

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Capítulo 24. la Generación olvidada

Solía creer que si no conseguía trabajo era, en gran medida, porque era demasiado joven y me faltaban formación y experiencia. Por eso, estudié y trabajé en todo lo que pude para intentar destacar, pasando por becas, trabajos precarios, sin cobrar… pero nunca era suficiente. Nunca es suficiente. Cada vez más, pienso que, efectivamente, soy demasiado joven para acceder a un trabajo digno; concretamente, diez años.

Si hubiera nacido diez años atrás, con la formación, capacitación y experiencia que ya tengo seguramente estaría colocada. Y no porque yo sea más lista o más capaz que nadie, es que en general hay una franja de edad (y no precisamente la que analizan siempre como desempleo juvenil, entre 16 y 24, sino algo mayor) a la que le cuesta mucho acceder al empleo, haga lo que haga.

En efecto, hay gente de más edad, que está en paro, habiendo trabajado toda su vida. No pretendo comparar ambas situaciones, sino hablar de nuestro caso, ya que no se nos ha dado siquiera la oportunidad de comenzar una carrera laboral. Y da igual que tu expediente sea el mejor del Estado o hasta que hayas recibido un premio internacional, lo tendrás mucho más difícil que un expediente o currículo menor de hace diez o quince años. Por eso, como esto nos pasa a todos/as, a partir de ahora me permitiré (y permitiréis) generalizar.

También hemos nacido diez años pronto. O eso deduje ayer, de la jornada sobre Juventud y Empleo  a la que acudí en el Palacio Euskalduna. Las conclusiones fueron, básicamente, dos:

  1. La movilidad laboral está bien (aka. Vayánse ustedes de este país de mierda, pero ya).

Todos los ponentes hicieron hincapié en esta cuestión, en la importancia de los idiomas, en la abundancia de becas y programas de movilidad… Pero, ¿qué se hace cuando uno/a ya ha solicitado dichos programas? Ya no tiene derecho a ellos. Irse al extranjero a la aventura puede implicar que termine limpiando baños en un McDonalds de Londres con 8 españoles más. Riqueza cultural, lo llaman.

  1. La solución es 2020

No lo fue para el Madrid Olímpico, pero 2020 será nuestro año. Aproximadamente, puede que 2023. Pero seamos optimistas (¡!). ¿Y por qué 2020? Porque entonces tendrá lugar el relevo generacional: el retiro (¿jubilación? no lo veo claro) de unos dará lugar al acceso al empleo de otros. Tiene sentido, ciertamente, pensar que habrá más empleo, pero se les olvidó mencionar que habrá también más personas compitiendo por esos puestos de trabajo. Una nimiedad.

 Hablaré del caso que mejor conozco, el del Periodismo. Teniendo en cuenta que cada año salen de las facultades españolas unos 3.000 periodistas, tendremos 18.000 “nuevos” licenciados de aquí a 2020. Sin olvidar que, generalmente, compartimos puestos con publicistas, gente de comunicación audiovisual, bellas artes, marketing, ADE, etc. Y últimamente, también con diseñadores, informáticos, ingenieros y uno que pasaba por allí.

 Me gustaría rescatar la valoración que Iñigo Vidaurrazaga, de Ekain Sarea, hizo ayer sobre el problema del desempleo juvenil, de las más realistas, a mi juicio. Según él, no es un problema de formación de los jóvenes, que “nunca han estado tan cualificados”, sino del mercado de trabajo “que está contraído y los expulsa”.

Gracias. Qué alivio. Me quito un peso de encima. Vale y, ahora, las soluciones ¿no? Pues no. Alguna idea bien expuesta sobre la mesa, pero ninguna solución real. Y no me refiero sólo a los conferenciantes que ayer se reunieron en el Euskalduna, sino a todos aquellos con cierto poder de influencia. Como, por ejemplo,  a los Ministros de Trabajo de UE, que hablan y hablan del desempleo juvenil sin que haya ninguna incidencia positiva; a los empresarios, asociaciones, políticos, gobernantes…gente, en definitiva, que tuvo la suerte de nacer diez años antes que nosotros/as. Yo no he tirado la toalla, pero parece que ellos sí.

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Capítulo 23. Ya le llamaremos.

Escribo estas líneas entre una vorágine de solicitudes de trabajo, un sinfín de pestañas abiertas en el navegador que sólo se cierran para dejar paso a otras nuevas. Ofertas de empleo cuyas instrucciones sigo al pie de la letra, pero de poco sirve. O no se dignan a responder o quien lo hace te ofrece ‘experiencia’. Valoro mucho la posibilidad de aprender y mejorar pero, que quede claro: ofrecer prácticas no remuneradas no es hacernos ningún favor, no es la oportunidad de nuestra vida y, desde luego, no nos permite dejar la casa de papá y mamá para comenzar una vida independiente. Lo sabéis, lo sabemos.

Pude haber estudiado cualquier carrera pero elegí Periodismo, aunque todos decían que no tenía salida. Al menos yo ya sabía lo que me esperaba incluso antes de la crisis pero, ¿qué pasa con los ingenieros, arquitectos y economistas? Ellos tenían expectativas.  Antaño, al saberse dueños de un trabajo digno al terminar la universidad, nos miraban con compasión y/o superioridad. Ahora nos miramos todos de igual a igual en la cola del INEM o la del check-in del aeropuerto.

En cualquier caso, lo de irse al extranjero no es la panacea. Está claro que aquí no hay nada que hacer, salvo estudiar, que es precisamente a lo que actualmente me dedico a tiempo parcial. Pero fuera tampoco es que el tema esté para echar cohetes. Saben que en España estamos, por decirlo suavemente, algo desesperados, y nos hemos convertido en una mano de obra barata para ellos. Hay trabajo, sí, pero poco cualificado y mal pagado. Y da igual los tópicos que nos persigan, en Reino Unido saben que somos muy buenos trabajadores. Ganas, desde luego, no nos faltan. Y, claro, se aprovechan.

Precisamente, el pasado domingo en la Sexta emitieron un programa sobre jóvenes españoles «exiliados» por la mala situación financiera. No pude evitar sentirme identificada pero, lo que más me llamó la atención, es que para el INE jóvenes son aquellos «entre 20 y 24 años». Si cuando hablan de la tasa de paro juvenil, del 54%, sólo abarca hasta los 24 años ¿cuál es la tasa de paro hasta 35 años? Y cuando hablan de que 200.000 jóvenes han abandonado España (según Reino Unido, esas cifras se multiplican por siete, pero analicemos las cifras oficiales), ¿se refieren sólo a personas que no han superado los 24? Entonces, tú y yo y otros tantos nos escapamos de esta estadística, por suerte para el Gobierno.

Por mucho que este blog se llame «Crónicas de una becaria en un país extranjero», me apetece cambiarle el nombre. Lo antes posible. En especial, lo de estar de prácticas de forma permanente empieza a no tener gracia. Hace unos días me contaba un amigo que había llegado a su empresa una becaria de 60 años. No pude evitar visualizarme a mí misma, 40 años después. Lo peor de todo es que no me parece tan descabellado.

Por eso, entiendo que miles de jóvenes se marchen al extranjero (yo misma he tenido mi experiencia de «movilidad laboral» durante la primera mitad de 2013) pero me da pena que sea para trabajar en una gran cadena de restaurantes o en un call center. Llamadme ilusa, pero aspiro a trabajar en «lo mío», aunque deba renunciar a decidir dónde. Por eso, no dejo de enviar CVs y cartas de presentación, rellenar solicitudes interminables, contestar preguntas extrañas. Confío que algún día alguien decidirá que su empresa no puede seguir adelante sin mí. Y si no, que no sea porque no lo he intentado.

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Capítulo 22. El arte de viajar en avión

Viajar en avión parece algo sencillo pero entraña gran dificultad. De hecho, volar sin sufrir percance alguno está al alcance de muy pocos. Es un arte a la altura de disciplinas que requieren concentración extrema, como los equilibrios sin red o el lanzamiento de cuchillos. No os asombréis del símil circense pues no dista tanto de la realidad ya que, cada vez más, las aerolíneas nos toman por payasos.

Por eso, para salir del duro trance de forma airosa, es necesario prever ciertos hitos que se cumplen en casi todos los viajes en avión:

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PASO 1. COMPRAR LOS BILLETES

Da igual las webs que comparemos, que compremos nuestro billete con tres años o tres minutos de antelación, siempre habrá alguien que nos cuente que hizo el mismo trayecto por mucho menos dinero. Lo mejor es aceptar este hecho y tratar de encontrar la mejor oferta del día.

Este paso requiere de toda nuestra atención para rechazar (si queremos) los asientos VIP, el embarque prioritario, el seguro de viaje que es más que un seguro de viaje, el coche de alquiler, las maletas Samsonite, el hotel, la tarjeta prepago y los demás maravillosos productos que cada aerolínea nos ofrecerá durante el proceso de compra del billete.

PASO 2. EL TRASLADO AL AEROPUERTO

No importa si tu vuelo dura sólo media hora, el viaje durará al menos 3 h. Comenzará en casa (o en el hotel/hostal/alojamiento, si estás de regreso), comprobando que tenemos todo lo que queremos llevar, principalmente billetes y D.N.I. Le seguirá el traslado al aeropuerto, cuya duración dependerá de varios factores: distancia del aeropuerto, tamaño del mismo, terminal de la que sale nuestro vuelo, tipo de transporte escogido… No desesperemos, aún queda mucha diversión.

PASO 3. EL CONTROL FRONTERIZO

Da igual que preparemos todo con antelación; que llevemos la bolsa transparente con líquidos, la chaqueta, el cinturón, el reloj, los zapatos y hasta las bragas listas para depositarlas rápidamente en la tira mecánica; SIEMPRE pitaremos.

En una ocasión, tras realizar dos vuelos el mismo día y, por tanto, dos controles, pasé el primero sin problemas pero pitó el segundo. Mientras esperaba mi turno para pasar por el escáner anti-intimidad, le pregunté a una de las vigilantes de seguridad a qué se debía aquello. Me dijo que las máquinas no pitan por algo en concreto, sino que lo hacen «al azar». Es decir, no hay cómo evitarlas.

PASO 4. HACER TIEMPO

Con suerte, esperaremos un par horas como máximo hasta que abran la puerta de embarque. Si volamos con Ryanair, llevaremos un libro. Si tenemos la mala fortuna de tener que tomar varios vuelos el mismo día, llevaremos dos. Además, da la casualidad de que casi todos los aeropuertos tienen un wifi muy deficiente y/o de pago, así que no contéis con Internet como fuente de entretenimiento.

PASO 5. EMBARCAR

¡Eh tú! A ver si ahora que al fin han abierto la puerta de embarque tus propios ronquidos no te van a permitir enterarte. Límpiate la baba, coge tus cosas y ¡corre! Sí, sí, corre. Sobre todo si vas en lowcost. La siguiente es una información fidedigna y real derivada de muchos viajes malditos con Ryanair. Estáis preocupados de si os dejarán pasar la maleta, ¿verdad? Si conseguís situaros de los primeros para embarcar, seguramente no os pondrán problemas para subir el equipaje de mano. El personal suele ser bastante permisivo con los más rápidos y no acaba la fiesta hasta la mitad de la fila.

En mi último vuelo con Ryanair no conseguí la pole, así que pesaron mi maleta en la cola de embarque y me obligaron a sacar 3kg (que terminaron sobre mí). Por absurdo que sea, son muy estrictos con esto, ya que permite a las compañías sacar ingresos extras de pasajeros despistados. A veces van demasiado lejos, como hace unos meses en Manises (Valencia) donde una pasajera fue expulsada del avión por llevar un libro y un pergamino en su bolsa de mano, excediendo la norma de ‘un bulto por pasajero’ de la compañía irlandesa.

PASO 6. EL VUELO

Una vez en el avión, hemos colocado nuestra maleta en su minúsculo cubículo y nos hemos sentado en el nuestro, ya podemos relajarnos. Si nos lo permiten el niño que llora a nuestro lado, su madre que le grita, el hombre que ronca, la señora que reza en alto, el chaval que escucha reguetón solidariamente y los constantes anuncios de megafonía que tratamos de ignorar, sin éxito.

absurders.com

PASO 7. EL ATERRIZAJE

Da igual que no tengas prisa, siempre querrás ser el primero en salir. Tú y todos. Civilización por Dios, ¡que ya habéis llegado!

PASO 8. LAS MALETAS (OPCIONAL)

Si has facturado maleta te queda un rato de espera. En Irlanda, este tiempo se duplica.

PASO 9. DESTINO

No os lo creéis pero, al fin, ¡habéis conseguido salir del aeropuerto! Enhorabuena. Ya podéis ir a casa (véase hotel/hostal/puente). Es decir, coged las dos maletas que lleváis por persona, la mochila del niño, las bolsas del duty free y meteos todos en un tren o autobús lleno de gente con maletas, mochilas y bolsas…. Y a disfrutar.

P.D.: En coche sería mucho peor.

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Capítulo 21. Más majos que las libras del Ulster

Libras del Ulster

Si hay algo de lo que pueden presumir los irlandeses -dejando a un lado la cerveza- es de su cordialidad. No es extraño que, caminando por algún rincón de la isla, nos encontremos de pronto con que un desconocido nos saluda. Es inútil tratar de hacer memoria para recordar de qué conocemos a ese señor que acaba de lanzarnos un Hello: sólo es un irlandés simpático 

No vayáis a pensar que lo de la hospitalidad irlandesa es un mito. No en vano, Irlanda fue escogido el país más amable del mundo por la revista Lonely Planet en 2008 y aún sigue a la cabeza del ranking. Sólo en Irlanda puedes salir de un bar, conversar con una pareja 5 minutos y que se ofrezcan a llevarte a casa. Sólo en Irlanda puedes encapricharte de Mcdonalds, que sólo esté abierto el McAuto y que una familia se ofrezca a llevarte en su coche para que pidas tu hamburguesa. Y, por si fuera poco, que esa misma familia se ofrezca a acercarte de nuevo a casa, a pesar de vivir a 2 minutos a pie. No sucedería en ningún otro lugar del mundo, y menos aún dos veces la misma noche.

No vayáis a confundirlo con la politeness británica, que estos días está muy en boga porque se ha vuelto viral en internet. Resulta que una empresa creó un manual para sus trabajadores y becarios de Reino Unido, explicándoles que, por ser políticamente correcto y extremadamente educados, los ingleses no siempre dicen lo que quieren decir.

Si bien es cierto que la amabilidad irlandesa se ejerce, en ocasiones, por puro protocolo o compromiso (llevando a la frustración de los extranjeros y a la idea de  que el irlandés puede ser a veces algo hipócrita), en general se agradece. Cuando estás perdido y ya no hay mapa que te guíe; cuando no te das cuenta de que la cartera se te ha caído en medio del bar; cuando  eres nuevo en la ciudad y vas a un pub por primera vez; y por supuesto, cuando necesitas un coche para pedir una hamburguesa, el irlandés estará ahí para ayudarte.

 

P.D.:  Las libras del Ulster las emitie el Banco del Ulster (recientemente absorbido por Danske Bank), pero son esterlinas por lo que, en principio, funcionan como el resto de libras. Todo muy chachipiruli hasta que vas a Inglaterra y te las tiran a la cara en muchos sitios. Por comentarlo.

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Capítulo 20. B.S.O.

Ya estoy en casa. De hecho, hace unos 15 días que volví, pero la depresión no me dejaba actualizar el blog. Porque, a pesar de todo lo que hayáis podido leer aquí estos meses, Derry es una ciudad muy genial y yo no me quería ir.

Aunque confío en mi capacidad de síntesis, no quiero ponerme muy moñas (ESO NUNCA), así que  he preferido resumir estos últimos seis meses en una playlist con canciones que, por diversos motivos, han marcado mi estancia y la de algunas otras personas en Derry. Personas a las que, de paso, me gustaría agradecer que hayan estado ahí.

Aquí va (¡tiembla Caribe Mix!):

1. Kesha – Die Young aka. Oh What a Shame 
«I love this song, I love this soooong!»
2. Javiera Mena – Luz de Piedra de Luna
«Petarda máxima»
3. Bastille – Pompeii
«Esa canción que dice ‘eyes'»
4. Glen Hansard y Marketa Irglova – Falling Slowly
«Vamos a ver esta peli porque es irlandesa»
5. Alt-J – Taro
«Quiero volar»
6. Rihanna – Diamonds
Uñas.
7. Berrogüetto – Danza de Meirol
Galegadas.
8. Sarri Sarri + Marijaia
Galeuskadas.
9. Paolo Nutini – Jenny don’t be hasty
Everytime en mi casa.
10. Passenger – Let her go
Everytime Everywhere.
11. The Dubliners – Fields of Athenry
B.S.O. Dublín.
12. Danza Kuduro
LUME NA PALLEIRA!

BONUS TRACK

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Capítulo 19. What’s the Craic, Barack?

craic

Esta entrada del blog es una edición especial por la cumbre del G8, que está teniendo lugar, nada más y nada menos, que en Enniskillen. Enniskillen está en Irlanda del Norte, a unas 2h de Derry. Algún día alguien me explicará por qué 8 señores/as se reúnen en complejos carísimos (¿no conocen Skype?) para decidir mi futuro y el del resto de la Humanidad. Pero dejémonos de trivialidades. En Irlanda del Norte, en general, parecen contentos o indiferentes de albergar un evento de estas características. Y están como locos de recibir a Obama y señora.

Los encargados del marketing del evento, han recurrido a la figura del presidente norteamericano y al de su esposa, que gozan de mayor simpatía que, pongamos, Merkel. No ha faltado la mención a los antepasados irlandeses de Obama, unas 6 generaciones atrás. Si nos ponemos así, cualquiera tiene antepasados irlandeses… Aunque seguro que Arzalluz no opina lo mismo.

La prensa local parece receptiva e incluso feliz de tener a los líderes mundiales correteando por Irlanda del Norte. Así, podemos leer casi despectivamente en The North West Telegraph (no online) que «sólo había 6 tiendas de campaña en el área de protesta y 2 eran de turistas holandeses que desconocían que el G8 tenía lugar«. Pocos perroflautas, les faltó decir. En cualquier caso, protestas ha habido, pero no han trascendido del mismo modo que el ‘typical irish’ saludo de Obama en Belfast. Lo podéis ver en el siguiente video:

Mientras, Michelle Obama ejercía de consorte y asistía a actos típicamente irlandeses; véase música y baile irlandés tradicionales o ir a un pub con Bono de U2 (no tengo datos sobre cuántas Guinness tomaron).Todo para hacer entrar a los norirlandeses por el aro, parece que con éxito.

Eso es todo. Si buscabais un análisis riguroso, ¿qué hacéis aquí?

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Capítulo 18. Imágenes

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Por eso, voy a compartir en el blog algunas de las que he recopilado durante mi estancia en Irlanda del Norte, que quizá arrojen cierta luz sobre el comportamiento y modo de vida de la gente local. O quizá no. Pero como a todo el mundo le gustan las fotos, las comparto igual.

Una araña de goma te da la bienvenida a la que será tu casa durante 6 meses. Lo típico.

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Prueba de la obsesión norirlandesa por Euskadi #1

Prueba de la obsesión norirlandesa por Euskadi #2

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Prueba de la obsesión norirlandesa por Euskadi #3

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Prueba de la obsesión norirlandesa por Euskadi #4

pantalones “vascos” en Topshop

pantalones “vascos” en Topshop

Modelito casual para St. Patrick’s.

verde que te quiero verde

Una alternativa al típico D.E.P.

Bye Thatcher

¿Cuál es tu talla de pelo?

Every DERRY Girls' Dream

Every DERRY Girls’ Dream

No aparquen, por favor. No les multamos, pero es una ofensa mu’ grande.

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Una gran idea ponerle a tu negocio de peluquería el nombre de un “barbero diabólico”.

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#MarcaEspaña. Exportando los mejores productos del país:

1. Chorizo con ajo y paprika
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2. El Tetrabrik de bolsillo.

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En un baño cualquiera, de un bar cualquiera, de no cualquier ciudad… 

Test bilingüe, ¿habrán aprobado?

¿Aprobarían este test?

 

Eso es todo (y menos mal). Aunque todavía me queda un mes para captar con mi cámara (quien dice cámara dice móvil que no enfoca bien) todo el bizarrismo de Derry e Irlanda del Norte. Así que, ¿continuará?

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Capítulo 17. Vuelta a casa: Cronología

vuelve

© El Almendro

Después de pasar tres meses en un país extranjero puede apetecer volver a casa unos días. En realidad, no era éste mi caso, pero he de admitir que, una vez tuve el vuelo comprado, sumé ganas. Al fin, llegó el día del viaje, jueves, 11 de abril. Las conexiones Bilbao-Derry no son las más óptimas, así que me esperaba un largo viaje.

3:30 AM Suena la alarma. Tengo tiempo, mi bus sale en una hora. Aún así, casi lo pierdo porque el reloj avanza repentinamente de las 3:50 a las 4:15 sin que pueda ni darme cuenta. Cuando me percato de la hora que es, dejo el café recién hecho en mi mesita de noche y salgo corriendo con la maleta a cuestas. Llego a tiempo. ¡Bien! Pero, ¡mal!, la puerta de la estación de autobuses está cerrada. Hay que acceder por una entrada alternativa al otro lado de la calle y yo voy con el tiempo justo, pero logro llegar antes de que salga el bus.

4:28 Sorprendentemente, no soy la última en subir. Puntualidad irlandesa. Mi jefa y dos compañeros más están también allí, van al aeropuerto por tema business. «Pensábamos que no llegabas…». Todo controlado.

4:30 Salimos.

4:35 Mi ipod se queda sin batería.

8:15 Tras casi 4 horas de trayecto por caminos de cabras (eso no son carreteras, que no me quieran engañar) llegamos al aeropuerto de Dublín. Pero el vuelo no sale hasta las 12:35. Genial.

12:30 Retrasan el vuelo una hora. MATAR. MATAR. MATAR.

13:30 Salimos. Por fin.

16:30 Hora española, llegamos.

Y aún me quedaba la vuelta. Una semana después, el mismo avión, los mismos caminos de cabras y el mismo café, esperándome sobre la mesita de noche, con un microsistema viviente creado en su interior gritando Welcome back.

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Capítulo 16. Historias para no dormir

zzzz

Hace poco leí que el pasado año hubo 332 quejas por ruido en Derry. La mayoría, relacionadas con animales ruidosos o vecinos pesados. Ya he hablado alguna vez de mis vecinos. Resulta que la casa contigua está dividida en varias viviendas con distintos habitantes en todas ellas, que nos sorprenden con diferentes historias cada día. O mejor dicho, cada noche. Una fiesta, una disputa familiar, gente pidiendo que se le abra la puerta desde la calle (aunque admitimos ser culpables de esto último también nosotros… ¡pero fue sólo una vez!).

Lo cierto es que, desde que estoy en Derry, estoy aprendiendo a dormir en circunstancias adversas. Tapones y antifaz son mis compañeros de cama. Las contracturas, el resultado de 8 horas de sueño sobre dicha cama. Según el dueño de la casa, ningún colchón tiene más de dos años… Yo digo que serán años caninos porque humanos, no.

Además, por si no fuera suficiente con las campanas, la coral de pájaros cantores y la luz que entra por las desnudas ventanas de mi cuarto (estoy pensando seriamente dejar la comunicación y montar una empresa de persianas en UK, es un mercado inexplorado), desde hace dos días se ha unido a esta escandalosa orquesta un grupo de obreros que taladran la acera y mis oídos desde primera hora de la mañana. Para seguir poniendo a prueba mi sueño y mi paciencia, también.

Siempre me pregunté por qué los guiris, en general, madrugaban. No lo pueden evitar, les despierta el Día.

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